Foto de EFE/Hilda Ríos

En una fría tarde en el Estadio Cuauhtémoc, México dejó una sensación de desilusión al empatar 2-2 ante un Valencia B diezmado por las ausencias.

La afición, que llegó con esperanza, se sintió traicionada por un equipo que no logró imponer su juego ante un rival que lucía vulnerable.

Cada jugada fallida y cada error defensivo suscitó murmullos de desaprobación en las gradas.

Aunque las condiciones eran propicias para una victoria, el resultado dejó una amarga sensación de que la selección nacional aún no encuentra su rumbo. La ilusión se torna en preocupación, dejando a Puebla anhelando un resurgimiento en el fútbol mexicano.

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