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Durango, Dgo. (EL CONTRALOR). – La cercanía del primer año de los gobiernos emanados de la alianza “DEFENDAMOS DGO.” PRI-PAN-PRD y SOCIEDAD CIVIL, en Durango sucede en un contexto bastante complejo para la ciudadanía duranguense, ya que con más de 100 mil votos de diferencia votó a favor de quienes hoy son autoridad sobre sus competidores de la 4T y, sin embargo, a 9 meses y medio el mayor desencanto es LA DESILUSIÓN.
Cuando menos de forma temporal, pues el sexenio está entrando apenas a su primer año por cumplir, pero, es inevitable observar que hay un alto y creciente nivel de desgano social al ver que se fueron en teoría los pésimos gobernantes PANistas autollamados “DGO. Para Todos” que se enquistaron en el poder solo para enriquecerse, pero la realidad en este tema, no cambia. En algunos casos, incluso, ha empeorado.
Pues no son pocos los análisis que se han realizado sobre el comportamiento de la gente en Durango en relación a sus políticos y sus autoridades, ya que la sociedad traduce todo el fastidio y la frustración causada por un pésimo sexenio, como fue el de José Rosas Aispuro Torres, en esperanzas exacerbadas e incluso salidas de proporción, al grado que la población llega a creer demasiado en los nuevos actores y tiempos políticos cada tres o seis años, solo que el desenlace de DECEPCIÓN ES CÍCLICO.
La borrachera de alegría que consiguieron los triunfos de hace un año por parte de Esteban Villegas Villarreal en el poder ejecutivo de la entidad, Toño Ochoa Rodríguez en el Ayuntamiento del municipio de Durango, Leticia Herrera Ale en Gómez Palacio, Homero Martínez Cabrera en Lerdo, y así la gran mayoría de los hoy alcaldes y alcaldesas, se han diluido y se han volcado en una especie de resaca con dolor de cabeza, pues ya no es el mismo humor que la gente entregó y mostró hace doce meses en las urnas, y las semanas posteriores al resultado.
Pero, ¿por qué la gente en un término genérico podría estar un tanto desencantada con este primer año del ejercicio del poder? Las posibles explicaciones son varias. Vamos revisando una por una para tratar de entender por qué la ciudadanía ya no se expresa con la misma algarabía, confianza y con el excesivo optimismo que lo hacía todavía hace un año para estas fechas.
Veamos: No hay continuidad en la historia.
Hace un año terminó una etapa del proceso que es en sí las campañas y se llegó a las urnas. Y en todo ese proceso, desde dos o tres años antes, el grupo en el poder construyó la narrativa sobre la necesidad de promover un cambio de régimen ya que era y fue más que obvio el fracaso del ex mandatario panista, ahora indiciado, José “N”.
En campaña la manera de comunicarse de parte de Esteban hacia la gente era obviamente la propia de una campaña política, pero el personaje centraba parte de su postura en una radical frase de “defender a Durango”, con un candidato que supo administrarse en público y mandó mensajes de confianza y optimismo en su estilo de asumirse en política.
Sin embargo, faltó continuidad en la línea de conexión del grupo y del líder político respecto al público que hoy es el pueblo gobernado, ya que se dijo que no se tolerarían situaciones anómalas que afecten o hayan afectado al patrimonio de todos, y cuando llegan a conocer el estatus de la administración pública estatal, simple y sencillamente se van de espaldas pues el espacio del presupuesto de Durango se comportó como si fuera un queso gruyere lleno de perforaciones, algunas imposibles de solventar.
Sin embargo, a la par de la narrativa del quebranto, la acción legal del gobierno estatal y de los ayuntamientos afectados por Aispuro ha sido tímida e incluso evasiva hacia las cabezas, lo cual simplemente genera el efecto lógico entre la gente, a la que primero se le alimenta de coraje y de señales claras para aborrecer todo lo que huela al ex gobernador y su camarilla, pero en la cárcel han estado unas cuantas horas o días algunos bajos y medianos perfiles que en nada satisfacen la necesidad de justicia de la gente. Hasta ahora.
La economía de bolsillo no mejora. Ciertamente la inflación es un problema nacional en el cual Durango tiene doble impacto negativo pues es uno de los estados con mayor inflación local, y a la vez, uno de los peores salarios. La apuesta inicial se encamina a atraer inversiones y empresas grandes, y mientras eso ocurre activar el turismo. Pero, como era de esperarse; la solución a los problemas que he vive la economía local no se resuelven en un año.
La sensación de inseguridad aumenta al interior del territorio estatal y a eso se suma el ambiente hostil que ya viven varios estados vecinos, y por ende, su zona de influencia con municipios duranguenses ya influye en la percepción de la gente de esta entidad. La ciudadanía sabe que las cosas están complicándose, no solo por el aviente exterior, sino por los excesos en los que incurren los grupos de delincuencia en la vida cotidiana.
Los conflictos de ego y de rivalidad infructuosa se están haciendo cada vez más visibles tanto al interior del equipo que gobierna el estado, como entre las relaciones del equipo estatal con el municipal de la capital, que encabeza Toño Ochoa. Esto aleja de la vista de la gente lo que en campaña se prometió mucho que era precisamente lograr por fin un solo equipo político trabajando por Durango.
No hay obra pública. La quiebra financiera existente y los tantos “huecos” que dejó la camada aispurista en el poder hacen casi imposible que el gobierno actual y los 39 ayuntamientos estén en condiciones de invertir en infraestructura pública, lo cual la gente nota por la simple y sencilla razón que así viene sufriendo esa inercia de rezago desde hace años.
Estos factores abarcan desde la falta de continuidad en la narrativa política hasta la ausencia de obras públicas y el aumento de la inseguridad.
Una de las razones del descontento ciudadano es la falta de continuidad en la historia política de Durango. Durante la campaña electoral, los candidatos de la alianza enfatizaron la necesidad de un cambio de régimen después del fracaso del gobierno panista de José “N”. Sin embargo, la conexión entre el grupo en el poder y el pueblo gobernado ha sido deficiente, lo que ha generado decepción. A pesar de prometer no tolerar situaciones anómalas que afecten el patrimonio de todos, la realidad es que el presupuesto de Durango presenta serias deficiencias que parecen difíciles de solventar. Además, la acción legal contra los responsables del quebranto económico, social y político de la entidad, lo cual frustra la necesidad de justicia de la población duranguense y evidencia, claramente, un maridaje de la actual administración “Dgo. El Valor de Nuestra Gente” con la saqueadora y pilla administración panista del “Dgo. Para Todos”.
Otro aspecto que ha contribuido al desencanto es la falta de mejoras en la economía de bolsillo. Durango enfrenta altos índices de inflación y salarios bajos, lo cual impacta negativamente en el poder adquisitivo de la población. Aunque se han planteado estrategias para atraer inversiones y empresas, así como fomentar el turismo, los problemas económicos no pueden resolverse en un año.
La sensación de inseguridad también ha aumentado en Durango, tanto a nivel estatal como debido al ambiente hostil en estados vecinos que influye en la percepción de la ciudadanía. Los excesos cometidos por grupos delictivos en la vida cotidiana generan un clima de inseguridad y preocupación entre la población, que ve cómo las cosas se complican tanto interna como externamente.
La respuesta, aunque difícil de aceptar, es simple, el Gobernador Esteban Villegas Villarreal nombró a su gabinete, pero lamentablemente, a causa de la Alianza, tuvo que permitir se le impusiera a perfiles no gratos y sin el menor conocimiento de las áreas a las cuales fueron designados. Claro que no tardo nada en reponerse, con la oportunidad de que el 56% de los votos obtenidos por la alianza en el municipio de Durango, provinieron del PRI, el Gobernador, entonces electo, reclamó la mayoría de los espacios administrativos, imponiéndole a Antonio Ochoa al 95% de los funcionarios de alto nivel.
Por otro lado, aunque en su gabinete existiese alguien de su grupo, estos titulares no cuentan con el personal de apoyo directivo de su coincidencia política; por ejemplo:
En la Secretaría General de Gobierno. – Nos sorprende encontrar que, desde la titularidad de la Subsecretaría de Desarrollo Político y Fortalecimiento Municipal, en esta dependencia claramente se observa que está metida toda la mano del “Rey de las encuestas” de la pasada administración panista del gobierno del “Dgo. Para Todos”, Rogelio Alonso Vizcarra, quien engañaba a los presidentes municipales en funciones, durante el periodo 2016-2022, vendiéndoles espejitos que hasta la fecha les ha salido muy caro a los ayuntamientos y no han podido subsanar.
En la Secretaría de Contraloría. – En su estructura existe un contrasentido, ya que aún figuran como funcionarios en las Direcciones que dan fundamento al objeto de creación de la Dependencia Fiscalizadora. Tales como: Dirección de Control y Auditoría a Programas Federales, Coordinación General de Transparencia del Poder Ejecutivo del Estado de Durango, y en el Departamento de Fideicomisos Públicos; cuyos titulares por casualidad o causalidad, ¡¿REPITIERON?! Y todos provienen de la pasada administración panista de Aispuro Torres. Entonces, ¿Cómo es que los duranguenses ingenuos esperemos se aplique la Ley a los corruptos del pasado gobierno panista?
Además, los conflictos de ego y rivalidades infructuosas se han vuelto más evidentes tanto dentro del equipo gobernante del estado como en las relaciones entre el gobierno estatal y municipal de la capital encabezada por Toño Ochoa. Estas disputas políticas alejan de la vista de la gente el objetivo de unificar a los diferentes actores políticos y trabajar juntos por el progreso y desarrollo de Durango.
En resumen, el desencanto de la ciudadanía duranguense durante el primer año de gobierno de la alianza “DEFENDAMOS DGO.” PRI-PAN-PRD Y SOCIEDAD CIVIL se debe a la falta de continuidad en la narrativa política, la falta de mejoras económicas, el aumento de la inseguridad, los conflictos políticos, los deudos de la meningitis, la burla en la aplicación de la Ley a los exfuncionarios públicos del sexenio pasado y que saquearon las arcas del erario estatal, el no reconocimiento de las incapacidades medicas expedidas con retroactividad por el ISSSTE, la ausencia de obras públicas e incumplimiento a promesas hechas: como el pago a proveedores, contratistas, seguros de vida de los burócratas y maestros, entre otros muchos más. Estos factores han llevado a la población a cuestionar si su decisión fue la correcta.

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