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Por Guillermo Dellamary

Desde luego que muchos especialistas en algoritmos analizan miles de datos, para tratar de obtener algunos patrones o tendencias en las preferencias electorales.

De hecho, existen varios métodos que logran mezclar los datos con el análisis linguístico, además de las tendencias, los votos en las últimas elecciones y la tradicional encuesta. Tanto estadísticamente como de manera cualitativa con grupos de enfoque. Se puede anticipar lo que va a suceder.

La psicología es definida como el estudio y la predicción de la conducta humana, es decir el anticipar lo que una persona o un grupo humano irá ha hacer.

Hoy se tienen muchos recursos a la mano, para estar estudiando el comportamiento de las masas y poder tener una cierta precisión, para saber lo que pueda acontecer el próximo 2 de junio.

Están iniciando las campañas, y ciertamente pueden surgir nuevas variables que modifiquen las tendencias, como pueden ser los resultados de los debates o el posible efecto de la propaganda tanto a favor como en contra. O acontecimientos impredecibles como accidentes o burradas explícitas por parte de un candidato. Por ello, no se puede dar por hecho explícito ningún triunfo con antelación.

Lo que también se sabe es que los votantes pueden dar un giro de 180 grados en el último momento o simplemente no ir a votar y quedarse en sus casas, por algún motivo extraño. Que como bien señalan algunos agoreros del desastre, que el crimen organizado haga de las suyas e implante un sistema de cohesión en algunas regiones del país.

De que pueden aparecer sorpresas de última hora, es muy cierto; pero si no sucede nada extraordinario de aquí hasta las próximas elecciones, el triunfo de la candidata oficial es inminente. Para los que están a su favor, es ya predecible que las tendencias electorales no van a cambiar, en cambio para los que aún tienen esperanza de que se levanten los apáticos y se sumen las hordas de jóvenes a favor de la aspirante retadora, podría darle un triunfo de última hora, como también puede suceder.

Por lo pronto lo más difícil es identificar cuáles investigaciones son ciertamente serias y no vil propaganda. Ese si va a ser el reto importante dentro de los amantes de la anticipación. Lo verdadero vs lo falso. O si gustan mejor, las verdades a medias o su ausencia.

Agitadas las huestes de votantes por temores de un futuro incierto, desean saber cuál podrá ser el resultado y cantar el triunfo o la derrota.

México está en manos de la masa, tanto de los ciegos, como de los tuertos y de muy pocos observadores del proceso. Un destino ya escrito en la trayectoria del fluir intangible de nuestra joven historia.

Quién gane no está por encima de las glorias del poder del colectivo, que abraza las entrañas de nuestro porvenir. El pueblo manda, no los sujetos que transitan en curules y sillas presidenciales. Son sólo transeúntes temporales al servicio del poderoso espíritu de las entrañas de un indomable pueblo que clama su libertad.

Podremos anticipar quién va a ganar las elecciones, pero ya desde ahora si sabemos que la sangre derramada por éste mestizaje peregrino, no ha sido en balde, y se levantarán de sus tumbas los mártires y gloriosos guerreros, para reclamar su porción del México lindo y querido que tanto deseamos mejorar.

Nadie nos va a arrebatar, con demagogia e ilusas quimeras el verdadero tesoro, que ya hemos conquistado.

El despertar de la consciencia es profecia celestial, ante el empeño por dividir, uniremos el corazón palpitante del firme danzante que todos llevamos dentro.

Ni la apatia, ni el desdén serán capaces de vencer el poder del encanto del amor a México, eso si se puede predecir.

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