Su ausencia fue mensaje, sí. Pero no ocupó ningún lugar en las primeras planas de los medios. Lo importante fue la posibilidad que construyó Esteban para tener a los diferentes sectores sociales, económicos y políticos reunidos en torno al comienzo de su mandato.

Fue mensaje que el evento salió lo mejor que se pudo, pese a los intentos de boicot que el equipo de Aispuro quiso hacer o hizo, como el hecho de suspender el suministro de redes de fibra óptica para la fluidez del internet que un evento de esa naturaleza requería; el problema recurrente de que botaran las pastillas de la energía eléctrica de manera tan sospechosa, entre otras nimiedades que quisieron hacer los aispuristas, así como colocar cortadores de señal de internet móvil en celulares.

NUEVO ESTILO DE GOBERNAR.

Hasta ahora, el mensaje de la nueva era política que encabeza Esteban Villegas han sido bien vistos por la ciudadanía, como por ejemplo el hecho de que se suspenda la cena casi estilo virreinal que se venía acostumbrando los días 15 de septiembre por la noche, después del Grito de Independencia, en la cual se daban un trato de reyes el Gobernador y su selecto grupo de invitados.

Esteban el día que ganó dijo que no celebraría porque sabía lo que se siente desde la trinchera que perdió. Esta vez, anunció la cancelación de la dichosa cena virreinal y a cambio se fue con su esposa Marisol Rosso y con un grupo de integrantes del gabinete social y de salud a recorrer clínicas y hospitales para llevar algo de alimentos a la gente.

Los estilos están cambiando y aunque no hay dinero, existe la esperanza de que poco a poco las formas se conviertan en una política que ayude a Durango a salir del atraso en el que se encuentra la entidad en más de un sentido, en la mayoría de los rubros que podrían servir para evaluar algo así.

Por lo pronto, hay que ver qué hacen las autoridades y qué nos toca a los ciudadanos para revivir al paciente muerto que es el estado de Durango.

Citando al prestigiado escritor y columnista venezolano, ex ministro de Fomento de Venezuela Moisés Naím, en su colaboración para el reconocido periódico El País y publicado el 2 de junio de 2018, intitulado Cleptocracia y Cacocracia: “las cacocracias (los gobiernos de los malos) proliferan en sistemas políticos degradados y caóticos que repelen a los talentosos y les abren paso a los peores ciudadanos, o a los menos preparados.

(…) Los ladrones y los ineptos están tomándose cada vez más gobiernos. Ladrones en el poder los ha habido siempre y gobernantes incompetentes también.

En el caso de la cleptocracia se trata más bien de conductas criminales que no son individuales, oportunistas y esporádicas sino colectivas, sistemáticas, estratégicas y permanentes. Es un sistema en el cual todo el alto gobierno es cómplice y se organiza de manera deliberada para enriquecerse. Para los cleptócratas el bien común y las necesidades de la población son objetivos secundarios y solo merecen atención cuando están al servicio de lo más importante: engordar sus fortunas y seguir mandando. 

(…) como buenos prestidigitadores, los cleptócratas saben cómo distraernos de sus fechorías y los cacocrátas de su incapacidad. Lo hacen hablándonos de sus ideologías y atacando a las de sus rivales. Mientras nosotros vemos y participamos en estos torneos ideológicos, ellos roban.  O tontean. Y nosotros pagamos las consecuencias.”     

Ante lo anterior, nos queda muy claro a los duranguenses que así fue el Sistema de Gobierno que implementó la familia Aispuro-Barrantes, mismo que resultó ser la herencia nefasta y perversa que nos dejó su generación política la de “EL CAMBIO” y que evidencio inmediatamente ser el dual de la Cleptocracia y Cacocracia instaurada en Durango a partir del 15 de septiembre de 2016, el cual se autollamó Gobierno del “Durango para Todos… sus compadres, familiares y culiches” que se trajeron de Sinaloa, con el único propósito de saquear Durango.

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