Durango, Dgo. (EL CONTRALOR). – Esteban Villegas Villarreal se dirige ya a los primeros 150 días de mandato, y aunque su gobierno se ha topado con muchísimas dificultades en el camino, en poco tiempo ha demostrado interés, estrategia y paciencia para lograr reconciliar a Durango con la Federación.
Su antecesor, José Rosas Aispuro Torres, durante más de tres años hizo todo lo contrario, pues con una estrategia muy torpe y una visión corta y miope se envolvió con una bandera de inexplicable soberbia y testarudez, quiso ponerse “con sansón a las patadas”, y las consecuencias fueron para los duranguenses.
Mientras Esteban ha entendido desde la precampaña y campaña pasadas que lo último que debe hacer es atacar a la 4T y a su principal exponente, en contraste, Aispuro, con unas tres décadas de experiencia en cargos políticos y públicos, creyó que sería buena idea enfrentarse desde el inicio a un régimen que tenía todas las características de ser autoritario.
Los saldos y las diferentes lecturas de la más reciente visita de Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, primo de AMLO y el segundo hombre más influyente en las decisiones del Gobierno Federal, es una muestra más que confirma que la estrategia de las relaciones políticas de Durango en el sexenio de Aispuro fue un craso error.
Las consecuencias de querer rivalizar fuerzas con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fueron negativas a todas luces. No se diga el saldo de la desastrosa relación política entre el entonces Gobernador y el Presidente de México.
Mientras tanto, Esteban entendió que el camino para ser Gobernador era llevársela suave, tan es así que nunca hizo una campaña de desgaste hacia López, su gobierno o hacia la 4T. 
Luego de lograr el primer gran objetivo que eran las urnas, ya al frente del Ejecutivo Estatal, Villegas ha sido disciplinado y paciente con la estrategia de endulzar los sentidos a un Gobierno Federal que en pleno 2023 sigue queriendo gobernar al estilo priista de los ochentas.
O, ¿a poco no podemos darnos cuenta todos los mexicanos quiénes son los asistentes consentidos a La Mañanera de López Obrador todos los días? Obvio, los que más minutos tienen para preguntarle o para tener la voz son los zalameros que cobran en Palacio, los halagüeños por sistema, no los periodistas críticos de verdad.
Nos guste o no, ese es el modelo para obtener la atención de Andrés Manuel, y es por eso que los gobernadores que lo entendieron pudieron ganarse el cariño de regreso de parte de AMLO en el presupuesto, en el apapacho financiero e incluso en el cobijo político hacia ellos y hacia sus entidades.
Esteban y su equipo se desvivieron para dar un excelente trato a Adán Augusto. El auditorio del Aula Magna del Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario fue sede del evento cuatroteísta más grande realizado en Durango fuera de campañas electorales.
El escenario fue pintado por completo color MORENA. La imagen era propia de un evento oficial de AMLO o una de sus Mañaneras. El trato, cordial de parte del gobernador y los alcaldes ahí presentes. Adán Augusto supo interpretar el esfuerzo de agradarlo, y también supo agradecerlo. Y lo más importante, seguramente ya fue y le contó detalles a su jefe sobre la nueva cachondería política que se le brindó en Durango a su gobierno.
Adán Augusto sigue firme en la contienda interna de MORENA por la Presidencia de la República. Andrés Manuel ha sido persistente al dejarlo correr y prestarle la cancha central. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum busca estar y busca crecer en aceptación desde una triste Ciudad de México tan llena de problemas y vacíos gubernamentales.
Adán y Claudia son los consentidos de Palacio. En estricto sentido, más ella que él. Sin embargo, es Marcelo Ebrard el que camina con mayor soltura y margen de maniobra interior y exterior, pero los amloístas más ortodoxos lo ven con el riesgo de que coquetee con otros grupos y pueda perder la lealtad al jefe de la 4T si no obtiene la nominación.
REALIDAD
Hay quienes creen y le apuestan a casarse con una rivalidad política y de partidos que ya no tiene razón de ser o existir en pleno 2023.
La tendencia es cada día más abrumadora: la gente no tiene militancias ni está adherida a ninguna membresía o lealtad partidista. Son cada vez menos los que se dicen de un color o de otro, la mayoría ha cambiado preferencias de voto según las circunstancias, los candidatos postulados y lo que está en juego en cada campaña.
Hay varias razones por las que los mexicanos están perdiendo su confianza en los partidos políticos y los políticos en general. 
Algunos factores incluyen, como la corrupción, la falta de acción efectiva para resolver problemas importantes, la falta de transparencia y responsabilidad, y una sensación general de desencanto con la política y la clase política. 
Además, hay un creciente deseo de alternativas políticas y una demanda de un sistema político más justo y representativo para todas las personas, no solo para un pequeño grupo privilegiado.
Esteban Villegas y su equipo entienden qué hay varias razones por las que los mexicanos y los duranguenses pueden estar perdiendo confianza en los partidos políticos y los políticos en general. 
Por ejemplo, la corrupción sigue siendo un problema persistente en México y muchos ciudadanos sienten que los políticos y los partidos políticos son parte del problema.
La desigualdad económica y social sigue siendo un problema importante en México y muchos ciudadanos pueden sentir que los políticos no están haciendo suficiente para abordar estos problemas.
La falta de resultados concretos: Muchos ciudadanos pueden sentir que los políticos hacen promesas que no se cumplen, lo que puede llevar a una pérdida de confianza en la política y los políticos.
El equipo de Villegas lo sabe y es por eso que en el gabinete hay gente que se siente identificada con la derecha, otros con la izquierda y muchos en el centro, con afinidades para un lado o para el otro. Hay gente con ideas y agendas progresistas, y otros que se recargan más a ser conservadores.
En su equipo, el Gobernador tiene militantes del PRI, PAN y PRD, pero, aunque pocos, también hay gente de Morena y otras corrientes partidistas. 
Porque la política cambió y es esa manera holística de verla y practicarla la que podría permitir a Esteban y a su sexenio destrabar a Durango del profundo bache en el que cayó los anteriores seis años, a consecuencia de una visión obtusa de quien prefirió pelear anteponiendo sus filias y sus fobias políticas antes que buscar el beneficio de la ciudadanía y del estado que representaron.
¿Los resabios quedaron en el pasado?
Tal parece que, atrás quedaron las desavenencias y los prejuicios que existieron en la campaña política para la gubernatura del 2016 en Durango y al paso del tiempo son lodos que se han convertido en tierra fértil para el entendimiento de que se gobierna para propios y extraños. Hoy son tiempos en que las diferencias de criterio quedan de lado en aras de gobernar para las mayorías, por lo que Durango está en etapa de reconciliación. Parece tarde, pero, aunque sea mínima, existe la posibilidad de que estos últimos 22 meses del régimen obradorista la Federación se ponga más a mano con la tierra del mezcal y los alacranes.

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