Durango, Dgo., (EL CONTRALOR). – Hace varios trienios se pretendió implementar la verificación vehicular en la capital duranguense, sin embargo, lo anterior fue todo un fracaso.
Todo se puede hacer, y en realidad la ciudad de Durango requiere inevitablemente que se apliquen normas ambientales para reducir la contaminación.
Durante mucho tiempo se podía afirmar que en la ciudad de Durango no había mucha contaminación todavía, y se presumía de que se podía apreciar un cielo azul, tal vez esto aún se pueda atestiguar en algunas áreas periféricas de la ciudad, pero ¿Cuánto puede durar esto? ¿es decir que la capital necesita de una contingencia ambiéntalo para poder hacer algo?
Las principales fuentes de contaminación en la ciudad de Durango son dos: una el parque vehicular, y el otro las ladrilleras que todavía se encuentra una gran parte en el oriente de la ciudad.
De hecho, la contaminación que genera en su mayoría el transporte público, es uno de los grandes problemas que se dan para la promoción turística de la ciudad de Durango.
Uno es la contaminación atmosférica, otra la gran cantidad de basura que se genera en las calles y finalmente la gran presencia de grafitis que se pueden observar por las calles.
Parece nada, pues para los duranguenses todos estos aspectos son normales, y hasta cierto punto, aquí se ha aprendido a vivir entre la contaminación ambiental, sin embargo, si se pretende que la ciudad cambie, si se pretende atraer más inversión y turismo, no queda otra más que cambiar de actitud.
Claro, los gobiernos de los dos niveles de gobierno en el Estado de Durango, tendrán que generar políticas públicas de mayor impacto, sin romanticismos ni utopías; simplemente, alinearse a la normatividad no solo nacional, sino a los acuerdos internacionales de los que México forma parte. Pero no una planeación, programación y presupuestación desde el escritorio, como se plasmó en el Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022.
En el Objetivo No. 11 de Desarrollo Sostenible: Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles; se menciona: Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial.
Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos.
La rápida urbanización está dando como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados (como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte), lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado.
Por lo que, la ONU determinó 7 metas:
11.1 De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales
11.2 De aquí a 2030, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad
11.3 De aquí a 2030, aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países
11.4 Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo
11.5 De aquí a 2030, reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad.
11.6 De aquí a 2030, reducir el impacto ambiental negativo per capita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo.
11.7 De aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad
11.7a Apoyar los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales fortaleciendo la planificación del desarrollo nacional y regional
11.7b De aquí a 2020, aumentar considerablemente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres, y desarrollar y poner en práctica, en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los niveles
11.7c Proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales
Apenas, hace apenas cinco semanas, en nuestra edición No. 1895 del pasado 11 de febrero, en el artículo de la página 12, intitulado: 14 de febrero. Día de la energía y su uso responsable:
(…) En cuanto a las políticas de movilidad sustentable, éstas se centran en la disminución del congestionamiento de las vías de comunicación y la reducción del consumo de combustibles fósiles, así como la introducción de vehículos de transporte urbano de bajas emisiones o eléctricos.
Sin embargo, es muy importante la inversión en el desarrollo de proyectos que potencien la movilidad sostenible en el transporte público; consiste en crear una red de transporte público que se sustente en estos tres pilares:
• El mantenimiento de la calidad de vida de los ciudadanos.
• La promoción del desarrollo económico.
• La preservación del medio ambiente.
Para esto, habrá que comenzar o, mejor dicho, regresar a la implementación de políticas públicas en la verificación de las emisiones vehiculares (públicos y particulares), sacando de funcionamiento a aquellos que no cumplan con la NOM-041-SEMARNAT-2015: “Documento oficial en donde se establecen las reglas de operación de la verificación de emisiones vehiculares, los cuales deberán establecer como mínimo la frecuencia de revisión de los límites de emisión, el calendario de presentación a verificación de los automotores, la tarifa por el servicio y las sanciones por incumplimiento.”
Por otro lado, de la NOM-167-SEMARNAT-2017: “Instrumento regulatorio emitido por la autoridad competente integrado por el conjunto articulado e interrelacionado de acciones normativas, operativas, administrativas, de supervisión y evaluación de las emisiones de contaminantes provenientes de los vehículos en circulación.” (…)
Suena muy sencillo, pero uno de los aspectos que caracteriza al duranguense, es que es reacio al cambio. La mayor parte de las veces, aunque este mal, prefiere vivir en la mediocridad, que esforzarse por un buen cambio por una transformación.
El mayor lastre al que se enfrentará Durango, en el tema de la verificación vehicular, será los conflictos políticos. No pasara mucho tiempo, para que los líderes sociales pretendan observar una mina de oro en esta noble causa, para estar en contra de la verificación vehicular.
Ahí, estarán, como siempre ha sido, líderes sociales o pseudolideres e incluso de algunos partidos políticos, para tratar de sobresalir y tener vigencia en los medios de comunicación.
Seguramente, también habrá líderes de organizaciones de automóviles extranjeros que también harán todo lo necesario para no pagar el costo de una verificación vehicular, amparados siempre en la falta de dinero, en la escasa economía y en un sinfín de pretextos.
Lo cierto es que, las autoridades se enfrentan a un Durango que tiene aparte de problemas económicos, una falta de cultura ambiental.
Los problemas apenas comienzan.
Por ejemplo, aún no se sabe con claridad la cantidad del parque vehicular existente en Durango.
Habrá que recordar que el ingreso indiscriminado de vehículos de procedencia extranjera y ha sido eso: indiscriminado y que es muy probable que el número de vehículos que circulan diariamente en la ciudad de Durango es muy alto. Nada más que el 50 por ciento del parque vehicular.
De aquí se desprende una pregunta: ¿Se verificarán solamente a los vehículos registrados legalmente en el país y en Durango, o dentro de la verificación vehicular entrarán los de procedencia extranjera?
La respuesta lógica es que estos deberán tener este control de verificación vehicular, pero, aunque así fuera. ¿Cuál será el mecanismo y el control que ejerza el municipio para que todos y cada uno de los vehículos de procedencia extranjera se verifique?
El segundo obstáculo que las autoridades tendrán que vencer será el político. Pues inmediatamente cuando se pretenda hacer lo de la verificación, en forma muy segura algunos líderes sociales y políticos tomaran esta bandera para hacerse notar. ¿Porque no?
Los primeros que saltarán a la palestra, serán los de ONAPPAFA y otros pseudolideres de otras organizaciones, defendiendo por supuesto a los agremiados, a los que defenderán a básicamente porque estos “carecen de recursos económicos” para allegarse un vehículo de fabricación nacional, o por supuestas injusticias.
En fin, todo esto se resumirá en facturas políticas que principalmente el gobierno municipal del alcalde, Antonio Ochoa Rodríguez, tendrá que enfrentar.
Aquí si será en muchas ocasiones el temple que pueda establecer el alcalde para entonces, pues a pesar de los pesares puede ser un programa de verificación vehicular que tenga que aplicarse por decreto.
Otros aspectos que habrá que tomar en cuenta serán ya más técnicos, pero que tienen que ver en realidad con la economía de los propietarios de los automóviles.
Muchos de los propietarios que tendrán vehículos nuevos no tendrán problema alguno, pero quienes tienen vehículos de modelos atrasados si, sobre todo los que no mantienen en buenas condiciones sus unidades automotrices.
Si los vehículos automotrices solo requieren de un mantenimiento menor, no habrá mucho problema, aunque deberán tal vez acudir a algún taller certificado para llevar a cabo el mantenimiento.
Ejemplos y otras cosas a considerar.
La CDMX ha sido la ciudad en donde se ha generado más contaminación en México y para tal efecto se han desarrollado los famosos verificentros, a los que se les ha tenido que aportar millones y millones de pesos para que continúen operando.
Durante años, ciudades como Guadalajara y Monterrey que carecían de un esquema de verificación vehicular inteligente para medir las emisiones contaminantes del parque automotriz se implementó con algunas dificultades, entonces hay que imaginar el caso de Durango.
En forma desafortunada la expansión del parque vehicular, que no necesariamente es nuevo provoca que las emisiones de contaminantes se incrementen notablemente, para lo cual la verificación vehicular es uno de los instrumentos más importantes para contener las emisiones.
Aunque en Durango relativamente el número de vehículos seria poco, hay que tomar en cuenta que los problemas son muchos, y para tal efecto se requiere una maduración de un programa de verificación vehicular que podría tardar muchos años. Por ejemplo, debe decidirse si el sistema debe ser concesionado o estatal, si se crean varios verificentros o pocos, también si se genera una política de vigilancia o no.
Según un investigador del Instituto Nacional de Ecología, el obligar a los automovilistas a mantener afinado el motor de su vehículo resulta muy poco efectivo.
Quedan pendientes pues para Durango las multas y los reglamentos y si realmente estos se aplicaran, pues se hacen leyes y normas, que posteriormente no se cumplen.
A pesar de la diversidad de esquemas de control, que van desde el uso de sistemas y engomados de alta seguridad hasta el empleo de cámaras de video para supervisión de un grupo de vigilantes, los actos de corrupción son frecuentes.
Si bien en Durango las contingencias ambientales aún no son tan graves, y no sería aplicable el programa Hoy no Circula, esta ciudad no está exenta de las fallas del mismo sistema que se pretenderá aplicar.
Recordemos los años sesenta y principios de los setenta cuando se obligaba a los poseedores de vehículos automotrices a pasar revista mecánica dos veces al año, ante la Dirección de tránsito y transportes. Y en dicha revista se verificaban las condiciones mecánicas de los vehículos. Todo con el fin de prevenir accidentes. Pero fue la CTM quien se opuso a que se continuara aplicando este programa, con las consecuentes afectaciones sociales.
Hoy toca prevenir accidentes y acotar el avance de la contaminación.

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