Durango, Dgo. (EL CONTRALOR).- Después de los recientes acontecimientos, en donde una jovencita de 14 años perdió la vida debido a los golpes en la cabeza y la cara que le propinó otra adolescente afuera de una escuela en el Estado de México, de nuevo el tema sobre el acoso escolar o bullying se ha puesto en boca de muchos, sin embargo, no pasará mucho tiempo sin que nuevamente se olvide, y es que pareciera que éste tipo de noticias nos llevan más al morbo, a juzgar, a opinar que a hacer verdadera conciencia y responsabilidad como adultos de supervisar, guiar, escuchar, y ser modelo de nuestros niños y adolescentes. Para entender el acoso escolar, es necesario dejar de naturalizarlo como algo que siempre ha ocurrido, “los niños son crueles” … “así ha sido siempre”…“son la generación de cristal”… “ahora ni aguantan nada”.

Es importante clarificar que el Bullying ocurre en el ámbito escolar, no ocurre en el ámbito laboral o familiar, ni en la calle con desconocidos, ya que muchas personas utilizan el término indiscriminadamente para referirse a cualquier tipo de burla o “carrilla” minimizando las características propias del fenómeno y su impacto en el desarrollo, salud mental y seguridad de los niños y adolescentes.

El acoso escolar, hostigamiento escolar, maltrato escolar o en inglés (school bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico y hasta social producido entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el salón de clases, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en la clase y en los patios escolares.

Según la UNESCO, 1 de cada 3 estudiantes ha sido acosado por sus compañeros en la escuela durante uno o más días en un mes. Asimismo, el organismo advierte que “tanto la salud mental y física, como el bienestar de los niños, se ven afectados negativamente por el acoso escolar”.

Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia. Se caracteriza, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto que lo maltrata, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas. Es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización

Es importante conocer los tipos de bullying para identificarlos y evitar este tipo de situaciones en el aula o fuera de ella. Eso sí, también es fundamental saber cómo prevenir el acoso escolar y cómo tratarlo en cada caso. Tanto padres y madres, como educadores y niños, además del resto de la sociedad, deben formar parte de la prevención del acoso escolar.

Más allá de la violencia física, la cual es fácil de identificar (golpes, pellizcos, patadas, mordidas, tirarle o romperle sus objetos personales, etc. Existen otros tipos de acoso tales como:

Bloqueo social. Son acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación, por ejemplo, las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, el objetivo es quebrar la red social de apoyo del niño. Se busca estigmatizar al niño, presentarlo socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, etc. De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.

Hostigamiento. Agrupa aquellas conductas que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del afectado. ​El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los apodos, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.

Manipulación social. Agrupa aquellas conductas que pretenden distorsionar la imagen social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente sobre la víctima. Se inventan chismes y rumores para que la víctima sea rechazada, no importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria, percibiendo que la víctima merece el acoso que recibe

Coacción. Agrupa aquellas conductas que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Con ello pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total en contra de su voluntad. El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social. Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que presencian el doblegamiento de la víctima.

Intimidación. Son aquellas conductas que persiguen amedrentar, apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son acciones de amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la salida del centro escolar. Aquí se encuentran las amenazas a la integridad o a causarle algún daño a hermanitos menores o algún otro familiar o amigo.

El objetivo del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás. En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.

El acosador escolar presenta ausencia de empatía, suele ser una persona que ha visto violencia con regularidad, se acostumbra a ella o en su casa sus familiares se tratan agresivamente y lo tratan inadecuadamente a él. La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de este.

Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime al comportamiento de hostigamiento contra la víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.

Prevenir es tan importante como intervenir para evitar los diferentes tipos de bullying. Informar a los niños sobre qué es el acoso, cómo identificarlo y actuar de forma segura. En el contexto escolar, es importante trabajar la temática en clase, por ejemplo, hace que los estudiantes se conciencien más y mejor sobre esta problemática, así como fomentar la coeducación inculcando comportamientos y valores de respeto, equidad, empatía y buen trato.

En el caso de los padres de familia, mantener una comunicación activa con los niños y adolescentes y observar su actitud para detectar problemas si los hubiera, no restar nunca importancia a un caso de posible acoso escolar, escuchar y respetar es clave para que los niños y adolescentes confíen en los profesores y los progenitores y puedan recibir su ayuda, dar ejemplo como adultos en el trato respetuoso y amable con los demás. En el caso de una situación de bullying escolar, padres y madres deben actuar en equipo con los educadores para detener la situación y solucionar el problema.

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