Claudia Sheinbaum y AMLO

Andrés Manuel López Obrador pasará a los anales de la historia no por lograr la transformación del país, sino por ser el presidente más astuto, hábil y zagas para moverse como nadie en los juegos del poder y siempre salir ganando.

Sostengo lo anterior por las siguientes razones:

  1. Se divirtió con la oposición. Al más puro estilo de Gutiérrez Barrios, fue un diestro con los currículos ocultos, los expedientes negros y los cadáveres de closet para tener en sus manos a todos sus adversarios. Desde su podio mañanero, les marcó la agenda, los distrajo, jugó con ellos para cuando reaccionaran ya fuera demasiado tarde y se dieran cuenta de que no contaban con un proyecto sólido para hacerle frente cuando llegara el momento de dejar el poder; por ello es que los dueños de los membretes partidistas aseguraron sus posiciones de poder y dejaron sola a Xochitl.
  2. No se le salió de control su sucesión. No solamente pudo contener las ansias de sus allegados, sino que pudo imponer su candidata para de esta manera, pasar a la historia por generar la transición del poder presidencial a una mujer. Al final, supo repartir el pastel para que no le quedara ni un cabo suelto y así, cerrar la pinza en torno a su candidata y es que a comparación de sus antecesores, todos, sin excepción sufrieron en la parte final del sexenio y más en la selección de su sucesor, pues en la historia podemos encontrar desde traiciones, malos amarres y hasta magnicidios.
  3. Operó el triunfo desde el primer día de gobierno. López Obrador no solo empleó su programa de La Mañanera para influir en la psique del electorado, sino mediante la creación de programas del bienestar dirigidos a los sectores mayoritarios de la lista nominal de electores, resaltan las Becas Benito Juárez, dirigidas a los estudiantes de bachillerato, cuyos beneficiarios fueron los futuros votantes, esto es, quienes votaron en 2024.

La gran interrogante es saber si el presidente ejercerá una especie de Maximato como Jefe Máximo de la Cuarta Transformación; quizá solo sea un liderazgo moral, Claudia tiene otra visión como académica universitaria e investigadora y además, ya cuando se siente en la silla y sienta la adrenalina del poder y su parafernalia, se dará cuenta que dos personas no caben en la Silla del Águila.

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