Mi peculiar interés en este asunto de carácter político—histórico y nacional es mostrar q, sin pretender reducirlo a un psicologísmo, hemos estado frente a un psicòtico delirante cuyo comportamiento prototípico ha desencadenado el trastorno social q era de esperarse, considerando la ignorancia e incapacidad del entorno inmediato y mediato para entender y limitar tal comportamiento enfermo y, no sólo eso, sino q, adicionalmente, ese mismo entorno, en ambos polos de la polarización causada por Aquel y por las mismas razones ya dichas, ha generado todo un discurso, también polarizado, viendo en el trastornado una gran cantidad de propiedades q en verdad no tiene, lo q ha venido a potenciar aún más los efectos del trastorno mismo hasta el punto de hacer casi imposible el cambio de interpretación y de manejo q fuesen deseables para desactivar todo este “embarazo fabricado” y ello, otra vez, porque esa ignorancia y ese exceso de interpretación no lo permiten y, peor aún, porque todos esos equivocados y sobreinterpretantes temen acabar exhibidos si lo hicieran.
Esa incapacidad e improbabilidad de rectificar de ambos polos a estas alturas de la evolución del trastorno social causado por el enfermo a lo largo de más de 70 años, constituye la fuerza inercial q lo retroalimenta y propicia su duración en el tiempo con la consecuente devastación amplificada. El trastornado ha acabado por engullir a la sociedad, casi como uno de esos mitos precolombinos.
Todo esto q expongo bien puede ser tomado como una interpretación equivocada y febril o como una trivialización atrevida y hasta peligrosa. No lo es!
Toda una sociedad, un país, víctima del incontenible desvarío de un enfermo, de la ignorancia e incapacidad de sus contagiados leales y contrarios y de la fatuidad y pretensión de un numeroso grupo de entendidos, de sabedores, de intelectuales q han hallado en este fenómeno expansivo una oportunidad de desempeñarse, de destacar y de medrar sin responsabilidades q enfrentar.
El Obradorismo es en mucho el resultado de enfermedad, incapacidad e impunidad, tres miserias q han caracterizado al México de los últimos 75 años.
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