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Durango, Dgo. (EL CONTRALOR).- La actual Legislatura local en el estado de Durango ha empezado a vivir una desagradable experiencia desde hace meses, pues muchos o la mayoría de los diputados que la integran se beneficiaron de una o de otra forma del pasado sexenio, y ahora que la historia y la suerte de Aispuro han cambiado, simple y sencillamente ya no saben para dónde hacerse.
Estar y ser políticamente correcto implica observar detenidamente el ritmo de la marea, entender su comportamiento y sumarse a ella para no ir en contra de la misma, sino fluir con ella, aunque eso signifique una entregar parte de sus bonos de credibilidad.
Así, el actual Congreso del Estado de Durango, que se estrenó el 1 de septiembre de 2021, fue un poder supuestamente autónomo que supo acomodarse a las circunstancias para que sus integrantes estuvieran casi siempre dispuestos a ser cómplices -al menos por omisión- de la corrupción que protagonizó el sexenio pasado por doquier.
Solo bajo la sospecha de la complicidad del Legislativo se entiende el silencio y el aplauso concedidos al entonces gobernador José Aispuro Torres y su camarilla. ¿Silencio? Sí, por ejemplo, ante las anomalías que ya estaban asomándose pues era casi imposible ocultarlas en la recta final del sexenio. ¿Aplauso? Sí, al avalar y mantener una agenda de reverencia ante toda acción gubernamental, así se tratara de errores evidentes.
¿VOZ DEL PUEBLO?
A estos mismos diputados, en teoría “la voz del pueblo”, que les tocó callar y ser cómplices ante las irregularidades tan marcadas que arrojaban las cuentas públicas anuales, es a los mismos que ahora les toca decidir si seguirán de tapaderas de Aispuro y compañía, o si accederán a la solicitud de Esteban Villegas para desarticular al anterior grupo en el poder, encuerarlo y exhibirlo para facilitar su persecución y castigo.
Sin embargo, cada semana del nuevo sexenio el poder Legislativo busca la salida cómoda ante las circunstancias difíciles que ahora están teniendo que vivir como diputados, ya que muchos de ellos fueron socios complacientes de la corrupción que tiene al Estado en la ruina, y ahora que el nuevo jefe político ha demostrado que quiere ir y va por todos los más cercanos operadores de la red que encabezó el ex gobernador, se topa con algo qué quizá tanteaba: el Congreso no quiere jalar al cien.
Villegas Villarreal y su equipo han mostrado claro interés en avanzar niveles de jerarquía política para encarcelar peces cada vez más gordos que hayan participado en la trama de corrupción que se tejió desde el fraccionamiento Villas Campestre. Mientras tanto, los diputados que sienten pasos en la azotea solo ven de reojo al titular del Ejecutivo y hacen como que la Virgen les habla.
ESTRATEGIA
Así, la administración de EVV entendió la urgente necesidad de desarticular dos áreas fundamentales que se están trabando demasiado por razones lógicas se resistencia al más alto nivel: 
Una es en el Pleno del Poder Judicial y en muchas de las áreas que pertenecen al Tribunal Superior de Justicia del Estado de Durango, donde ya entraron Yolanda de la Torre como magistrada presidenta, Selene Soto como ojos y oídos del Gobernador en el Consejo de la Judicatura, y recientemente Miguel Olvera como secretario general.
Sin embargo, el grupo Villegas todavía no logra el control y por lo tanto la gobernabilidad en el Poder Judicial, por una razón simple y muy lógica: muchos de los que aún tienen asientos importantes en la toma de decisiones le deben mucho a Aispuro o a su esposa. Y las lealtades se ponen a prueba en los momentos difíciles, pues son los más propensos a quebrarse.
La otra institución en la que el grupo de Villegas se ha trazado la prioridad de cortar cabezas es la Entidad de Auditoría Superior del Estado (EASE), donde el grupo del poder quiere derrocar a su auditora titular o presidenta, María de Lourdes Mora Serrano, una de las comadres consentidas y más cercanas a la pareja que gobernó Durango de 2016 a 2022.
Y la razón es fácil de suponer: no hay confianza en que la auditora y comadre del ex mandatario y de su esposa, pueda hacer un trabajo objetivo y eficaz para tratar de detectar las anomalías financieras del sexenio en el que sus propios compadres, José Rosas Aispuro Torres y Elvira Barrantes Velarde, hicieron de la forma de robar un sistema operativo cotidiano, generalizado y muy fructífero.
ENTREGADOS
El aparente contubernio de Mora Serrano era más que obvio desde antes, y se sabía que por esa cercanía suya a la mansión de Villas Campestre logró colarse como Auditora titular de la EASE. 
Sin embargo, los resultados de la Auditoría Superior de Fiscalización, que depende de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, ante la auditoría de la cuenta anual 2021 del gobierno del estado de Durango, por sí mismos, exponen de cuerpo completo la urgente necesidad no solo de que la titular de la EASE renuncie a su cargo, sino que incluso se le inicie una investigación por omisión.
Por eso, la salida de Lourdes Mora resultaría más que necesaria. Pero, contrario a lo que se esperaría, los legisladores la citaron después de que se conoció que hubo más de ocho mil millones de pesos en observaciones tan solo en lo que respecta a los recursos meramente federales ejercidos en 2021, y su postura fue igual o peor de penosa que la de la funcionaria en capilla.
Los diputados callaron, y en todo caso le aplaudieron la mayoría, salvo contadas excepciones. Y si usted cree que la red de protección a favor de Lourdes Mora vino del PRI o del PAN solamente, pues se equivoca, ya que el confeti para la auditora y comadre de Aispuro y Elvira vino por parte de Morena también.
COMPARECENCIA
La razón de comparecer era evidente: si encabeza un organismo auditor que es un brazo auxiliar de los diputados para analizar técnicamente cada cuenta pública y cada informe de gobierno a detalle y emitir un dictamen o un informe, en el cual los legisladores se supone que se basan para emitir su voto, pues entonces los diputados debieran sentirse extrañados y decepcionados del profesionalismo de ese órgano auditor.
¿Por qué? Pues porque su par en el ámbito federal, que es la ASF del Congreso de la Unión, sí hizo una revisión que detectó más de 8 mil millones de pesos en observaciones de presuntas irregularidades en el manejo del presupuesto federal, mientras la EASE la analizó y no encontró nada relevante. ¡Nada!
Por eso es que se vio pésimo el legislador de Morena Cristian Jean Esparza, al hacer uso del micrófono en la comparecencia de Lourdes Mora para tratarla como una reina, como si fuese una visita diplomática. Se vio la ayuda como si ella fuera la jefa de ellos, y no al revés. 
Y Jean Esparza no hizo más que exhibirse y mostrar con claridad de qué lado están sus compromisos y querencias Porque el morenista en unos cuantos minutos exoneró a Lourdes Mora, avaló su trabajo y casi se convirtió en abogado defensor directo y abierto a favor de la causa de la auditora a la que Esteban quiere fuera de la EASE.
Por su parte, Sandra Lilia Amaya, también de Morena, fue más clara al señalar lo que viene diciendo desde antes: la corrupción del sexenio de Aispuro cayó en el descaro, y no lo reportó así la encargada de reportárselo así a lo legisladores.
Enrique Benítez Ojeda, de igual manera aprovechó su intervención para exponer que no es ya creíble el reporte que pueda hacer la EASE con Mora Serrano al frente, pues resulta imposible creer, bajo la lógica de Benítez, que en 2021 la ASF haya detectado 8 mil millones de pesos en observaciones tan sólo de recurso federal, mientras la Entidad local no encontró nada irregular u observable en el manejo de los recursos meramente estatales.
Ya se veía venir, pero ahora es real. La actual Legislatura de Durango vive una desagradable experiencia desde hace meses, pues muchos o la mayoría de los diputados que la integran se beneficiaron de una o de otra forma del pasado sexenio, son vecinos o compadres del alma de Aispuro, y ahora que la historia y la suerte han cambiado para el de Tamazula, simple y sencillamente ya no saben para dónde hacerse.

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