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En Durango, el gobierno estatal actualmente experimenta una metamorfosis en su modo de gobernar y sus estructuras de gestión, donde los cambios son necesarios para atender mejor las demandas de los ciudadanos, con servicios de calidad, porque quieren cuentas claras, procesos simples y resultados visibles de la administración.

La reingeniería y la modernización debe atender los problemas de la erradicación de los aviadores y el regreso de los comisionados, regresar a su base a quienes están en otras áreas, y sobre todo, vigilar que se lleve a cabo conforme a los lineamientos establecidos en la normatividad.

De la misma manera, la administración pública debe reinventarse para atender a una sociedad cada vez más digitalizada y una burocracia cada vez más desconectada, ser cada vez más efectivo, eficiente y abierto, sustentar sus políticas públicas en mayor evidencia y fortalecer su capacidad de ejecución de las mismas.

Se requiere de una verdadera vigilancia por parte de los órganos de control, con códigos de ética para los funcionarios, de manera que pueda haber sanciones y responsabilidades para quienes cometan ilícitos, en tanto que en el Poder Judicial se debe tener un perfil más jurídico que político, ya que en los últimos años se ha convertido en una bolsa de trabajo para los personajes que no tienen que ver con la impartición de la justicia de los cuales muchos de ellos ni siquiera han litigado, mientras que los diputados locales deben retomar no sólo su labor legislativa, sino también la representación popular con la vigilancia de la aplicación de los recursos.

Así, el gobierno debe ser abierto, transparente y participativo en su modo de actuar; eficiente en su visión estratégica y gestión interna; y debe ser efectivo en la provisión de sus servicios públicos buscando soluciones a los problemas cotidianos de los ciudadanos.

Es necesario que se detone la obra pública y atender a este sector castigado con beneficio para contratistas foráneos, ni de Querétaro, Chihuahua o Sinaloa, además de que deben respetarse las licitaciones y que los “segundones” y la gente que no tiene nada que ver con la construcción, dejen de hacer tráfico de influencias y moches, lo que provoca la quiebra de empresas.

Es necesaria una vocación de servicio, acabar con los iluminados, terminar con los asesores y depurar a los líderes sociales, continuará la vigilancia de los recursos por parte del gobierno federal mientras que la sociedad que aún está escéptica, quiere resultados de sus gobernantes. Es tiempo de una nueva perspectiva para el próximo año.

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