La lealtad es compromiso, con uno mismo, con la verdad, con los principios, con las causas que se defienden, por lo que vale tanto en política como en los demás aspectos de la vida, amistad, pareja y trabajo, y así comenzamos nuestra cuenta.
1.- La lealtad, como otros valores humanos, no encajan en una única definición, incluso han cambiado las maneras de entenderla y de asumirla, así hay formas de lealtad que implican fidelidad a los valores morales, a las personas, a los compromisos a través de la palabra y del honor, hasta lealtades más sumisas, complacientes, falsas o simplemente interesadas, por lo que un gobernante debe poner énfasis en este valor en su equipo.
2.- Este valor se ha relacionado directamente con la práctica de la veracidad, porque tener las agallas decir la verdad, es un modo de practicar la lealtad para uno mismo y también para con los demás, por lo que se debe poner especial atención en aquellos personajes que presumen su cercanía con el poder pero que en realidad muestran la soberbia con interés personal.
3.- Al jefe no se le engaña, la lealtad y la gratitud son hermanas siamesas, que caminan entrelazadas para ir forjando una relación donde la envidia, las zancadillas, los intereses y los indignos no pueden entrar porque va acompañada de la sinceridad, y debido a estos factores, la lealtad no se puede confundir con la sumisión, adoración o adulación.
4.- A pesar de que muchos consideran la lealtad en política como un valor a la baja a día de hoy, la sociedad duranguense exige a los políticos que recuperen la lealtad tanto en su comportamiento como en su propia labor, porque no se puede hacer a un lado la congruencia personal y la convicción de grupo. Ejemplos de operadores políticos hay todos los días, pero en Durango quienes han tomado la batuta para destrabar los conflictos y la maraña que pretende afectar a la administración son Héctor Vela Valenzuela y Fernando Rosas Palafox, que cada vez aparecen en más escenarios para contribuir con su labor al diálogo y a la negociación.
5.- La lealtad representa también la confianza para participar de manera conjunta con las decisiones que se tomen desde la autoridad, aunque cada persona puede defender sus intereses, debe también tomar en cuenta los intereses del conjunto y entender a los ciudadanos, que es el objetivo superior del servicio público. A pesar de esta situación, hay a quienes les cuesta entender su posición dentro de la sociedad, pero en todos sentidos deben concurrir los esfuerzos por mejorar las condiciones de los ciudadanos y sus familias y en esa labor todos participan.
6.- En nuestra sociedad, parece que las personas leales, tienen cada vez menos espacio en la esfera sociopolítica, porque para muchos importan menos las ideas y el discurso político se centra más en atacar al oponente, aunque debe tomarse en cuenta que la política, como ha sido desde la antigüedad, es un marco donde conviven múltiples intereses, donde a diario se ponen a prueba las lealtades y juramentos de amistad eterna, pero obviamente, la capacidad de asombro ante las debilidades de la condición humana no tiene límite.
7.- Una de las causas del asalto al erario público fue la deslealtad de muchos funcionarios, que pretenden seguir como rémoras dentro de la administración pública, en realidad, sólo persiguen a sus intereses, manifiestan el mismo formato que otros tiempos, se han vuelto soberbios y eso provoca que se pierda la relación de poder, que debe ser mantenida mediante y en virtud de una recíproca lealtad por parte de cada uno de los elementos que constituye la unidad política y social.
Así, la política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible, por lo que ahora más que nunca la lealtad debe hacerse presente.