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Imagen de archivo del lecho del río Var resquebrajado por la sequía y las altas temperaturas en Carros, Francia. EFE/Sebastien Nogier

Los impactos “masivos” de sequías inducidas por el hombre apenas empiezan a manifestarse y las señales alertan de “una emergencia sin precedentes a escala planetaria”, según datos recopilados por la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, en un informe publicado en el marco de la COP28.

“Pocos peligros se cobran más vidas, causan más pérdidas económicas y afectan a más sectores de la sociedad que la sequía”, según el informe “Retrato global de la sequía“, presentado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), coincidiendo con la cumbre mundial del clima COP28 en Dubái.

El informe recopila datos de los dos últimos años y se ha dado a conocer en un acto con la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA), una coalición mundial lanzada por los líderes de España y Senegal en la anterior cumbre del clima, como plataforma con más de 30 países y 20 instituciones para movilizar capital político, financiero y técnico frente a la sequía.

En la COP28 está previsto que se sumen nuevos miembros como Australia, Colombia, Italia y la Unión de las Comoras, junto con la Secretaría de la Commonwealth y otras organizaciones internacionales de primer nivel.

El secretario ejecutivo de la CNULD, Ibrahim Thiaw, en un comunicado en relación con el informe presentado, ha advertido de que las sequías son catástrofes silenciosas que a menudo “pasan desapercibidas” sin respuesta pública ni política inmediata.

“Esta devastación silenciosa perpetúa un ciclo de abandono, llevando a las poblaciones afectadas a soportar la carga de forma aislada”, por lo que es un “imperativo” aumentar la resiliencia a la sequía en todo el mundo, ha proseguido Thiaw.

“Necesitamos una transformación profunda para hacer frente a sequías cada vez más frecuentes y graves” que reducen los niveles de los embalses, hunden el rendimiento agrícola y afectan a la diversidad biológica “extendiendo las hambrunas”.

La publicación recopila datos destacados sobre la sequía y problemas relacionados en ámbitos como la agricultura y los bosques, el agua o las dimensiones sociales de este tipo de crisis. También aborda posibles acciones para mitigarlas.

Algunos de los datos advierten de que en zonas como China el aumento de la intensidad de la sequía se prevé del 80 por ciento para el año 2100, mientras en otros lugares, como el Cuerno de África, a finales del año pasado ascendía a 23 millones la cifra de personas en situación de inseguridad alimentaria grave.

En zonas desarrolladas como Estados Unidos el 5 por ciento de la superficie continental registraba, con datos de la primavera pasada, una sequía entre grave y extrema, mientras que a nivel global, las previsiones apuntan a que unos 170 millones de personas sufrirán sequías extremas si la temperatura mundial se sitúa 3 grados por encima de los niveles preindustriales.

De alcanzarse esos niveles de temperatura global, las pérdidas forestales en zonas como la región mediterránea podrían duplicarse o triplicarse respecto al riesgo actual.

Según los datos, hasta un 25 por ciento de las emisiones de CO2, que son la principal causa del calentamiento global, podrían compensarse con soluciones basadas en la naturaleza, incluida la restauración del suelo.

Otras soluciones pasan por unas prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza y una gestión eficiente del agua, lo que incluye inversión en sistemas sostenibles de suministro, medidas de conservación y tecnologías eficientes en el uso del recurso.

Con información de EFE

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