En un entorno de profunda reflexión histórica y compromiso social, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, destacó el poder transformador del perdón en su reciente discurso en Guaymas, Sonora.
En medio de la controversia por no invitar al Rey Felipe VI a su toma de posesión, Sheinbaum recordó la importancia de reconocer las injusticias del pasado, afirmando que “el perdón engrandece a los pueblos y a las naciones”.
Su intervención resuena con el legado de Andrés Manuel López Obrador, quien junto a ella, ha buscado reparar el daño infligido a los pueblos originarios, especialmente el Yaqui.
Al entregar un acueducto y restituir tierras, marcó un hito en el cumplimiento del Plan de Justicia, un esfuerzo por sanar las heridas históricas.
López Obrador, apoyando la decisión de Sheinbaum, subrayó que el reconocimiento de los errores pasados no solo es un gesto simbólico, sino un paso hacia una nueva relación con España.
La esencia de sus palabras, cargadas de convicción, invita a todos a reflexionar sobre la relevancia del perdón como motor de reconciliación y justicia, no solo en México, sino en todo el mundo.