El Papa Francisco ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para que no permita que los ucranianos “mueren de frío” durante una de las temporadas más difíciles del año.
Con la guerra que asola al país, se estima que alrededor de 6 millones de personas podrían quedar “sin alimentos” y expuestas a las inclemencias del invierno en los próximos meses.
La situación en Ucrania es crítica. Las infraestructuras han sido severamente dañadas por el conflicto, lo que dificulta el acceso a recursos básicos como calefacción, comida y atención médica.
El pontífice ha enfatizado que la humanidad no puede ser indiferente ante el sufrimiento de aquellos que están atrapados en medio de la guerra, instando a las naciones y organizaciones internacionales a actuar con rapidez y eficacia.
Durante sus declaraciones, el Papa destacó la importancia de la solidaridad global, recordando que cada vida cuenta y que hay que hacer todo lo posible para ayudar a los más vulnerables.
“No dejemos a nuestros hermanos y hermanas sufrir en esta helada oscuridad”, subrayó, apelando a la empatía y la responsabilidad compartida.