Los gobiernos municipales fueron diseñados constitucionalmente para darle éstos servicios públicos a la ciudadanía: Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de aguas residuales; alumbrado público; limpia, recolección traslado, tratamiento y disposición final de residuos; mercados y centrales de abasto; panteones; rastro; calles, parques y jardines y su equipamiento; seguridad pública, policía preventiva y tránsito; es obvio, que si los recursos se enfocaran únicamente a cumplir con estas obligaciones los resultados serían más exitosos y no habría un atraso tan grande en el desarrollo urbano de las ciudades y de los municipios.
La tendencia de los gobiernos municipales ha sido crear dependencias ornamentales que no sirven para nada, pero que desvían recursos a ámbitos que no son de su incumbencia, estos lastres se han inventado básicamente para cumplir objetivos político-electorales, tal es el caso de direcciones de educación, economía, turismo, desarrollo rural, salud, medio ambiente o “institutos”, de esos que no producen investigación ni generan asesorías o diseñan políticas públicas.
Los gobiernos municipales se han convertido en estructuras administrativas obesas e infuncionales y aunque sea parte del discurso político autodenominarse “municipalista” en muchos de los casos no tienen la mínima idea de la connotación del concepto y es que en la vía de los hechos esta visión está desapareciendo por estar duplicando y triplicando funciones que les corresponden a los gobiernos federal y estatales.
El presidente municipal debe ser el “jefe de mantenimiento de una ciudad”; eso es municipalismo y no el tratar de crear “gobiernos federales” chiquitos como se ha hecho en los últimos años.
Las escasas ciudades del estado de Durango se encuentran rezagadas en su evolución, la capital es una de las más antiguas del país y sigue estando atrasada en seguridad pública, desarrollo urbano, en servicios públicos, la mala calidad de las vialidades no se ha podido superar, los vehículos tienen la preferencia y no los peatones, no se respeta el uso de suelo o se modifica arbitrariamente, debido a la falta de creación de áreas comerciales las zonas residenciales se están llenando de edificios sin estacionamiento, comercios, clínicas, oficinas públicas y privadas, talleres, escuelas y demás, vaya, ni siquiera existe un buen esquema de nomenclatura y señalética. Es urgente la ejecución de un ordenamiento territorial y un rediseño institucional para que las próximas administraciones municipales sepan hacia dónde deben avanzar; a ciegas, seguirán obteniéndose los mismos resultados caóticos e insuficientes de siempre