Suponiendo que el Senado de la República en su rol de cámara revisora aprueba que la Guardia Nacional pase a ser controlada por la SEDENA, seguramente los partidos de oposición iniciarán una acción de inconstitucionalidad que tendrá que resolver la Suprema Corte de Justicia de la Nación y es evidente cuál sería el resultado, debido a que esa reforma, sin necesidad de mayores interpretaciones jurídicas, violenta la Constitución.

La Guardia Nacional es una corporación policiaca, en consecuencia debe depender de la Secretaría de Seguridad Pública y no puede ser de otra manera, ya que a las fuerzas armadas solamente les corresponde la seguridad nacional y la seguridad interior, la primera es la defensa de México en caso de la incursión de un ejército invasor y el segundo supuesto, cuando grupos subversivos internos trataran de derrocar al gobierno y someter a las instituciones.

Tanto el Presidente de la República, como los legisladores y dirigentes de Morena, están actuando de una forma diametralmente opuesta a como lo hicieron durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando su discurso y sus acciones eran en contra de la militarización del país, lo cierto, es que esta incongruencia es muy contrastante desde cualquier perspectiva, además de que proyecta ignorancia del orden legal o en el peor de los casos mala fe y eso que protestaron guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, eso sí es traición a la patria, como ellos dicen.

Para un jurista destacado como lo es Ricardo Monreal, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y Coordinador de los senadores de Morena, sería una aberración votar o promover el voto a favor de una iniciativa destinada a fracasar y que por su propia naturaleza violenta el orden jurídico, la constitución y los tratados internacionales.

En la Cámara de Diputados se aprobó dispensando todos los trámites legislativos como si se tratara de una emergencia nacional, lo cierto, es que esta situación parece más una jugada de López Obrador para poner a prueba a Monreal y generar las condiciones para quitarle la coordinación del Grupo Parlamentario de Morena y en consecuencia la JUCOPO como efecto inmediato de que el Senador le haya ganado a AMLO la presidencia de la Mesa Directiva de la cámara alta, algo intolerable cuando un proyecto político colectivo es propiedad de un solo caudillo.

Los diputados de Morena atropellaron la legalidad de forma torpe e inverosímil frente a la nación y la comunidad internacional, circunstancia que generará aún más desconfianza en este Gobierno, que además, tiene abierto un frente muy peligroso con Estados Unidos y Canadá por la intención de violentar unilateralmente lo pactado en el Tratado de Libre Comercio en materia de energía eléctrica, circunstancia, que si termina siendo decidida por un panel de expertos internacionales, los industriales y productores mexicanos terminarán siendo sancionados con aranceles al exportar sus productos que en este momento están exentos; lo más delicado es que el Presidente de la República ya declaró que no dará marcha atrás, sigue abusando de la paciencia de Joe Biden quien ya le ha tolerado varias actitudes que van en contra de la buena diplomacia.

El principal problema es la violencia, desde finales de la Revolución hasta principios del Siglo XXI, México había sido un país pobre, con una alta corrupción política, en el que se dan violaciones recurrentes a los Derechos Humanos, pero al menos tenía paz social y la delincuencia no se había apoderado de estructuras gubernamentales de los tres poderes y de todos los niveles de gobierno.

Monreal está en un predicamento, pero a la vez, tiene la gran oportunidad de lograr que los senadores de Morena voten en contra, junto con la oposición, para que este despropósito no forme parte de una historia negra en el Poder Legislativo. La Guardia Nacional como corporación policiaca seguirá siendo civil mientras no se modifique la Constitución y afortunadamente, López Obrador ya está imposibilitado para hacerlo, lo que sí puede es aprender de las experiencias exitosas y diseñar políticas públicas anti mafia como las que propiciaron la pacificación de Italia y Colombia, incluso las políticas aplicadas en El Salvador están bajando los homicidios a cero en los últimos ochenta días, algo impensable desde hace cinco décadas; aún es tiempo de lograr que la Guardia Nacional trascienda su ineficacia e inutilidad social y se convierta en una policía profesional con solidez institucional y certidumbre en sus objetivos. @ernestoescobosa

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *