Durango requiere de gente productiva y trabajadora, que impulse sus propios negocios sin tener que involucrarse con el poder, sobre todo, porque también la burocracia al interior de la administración pública se ha convertido en un lastre, funcionarios con sueldos altos que dejan mucho que desear en el servicio y se han convertido en aduladores de sus jefes, debido a que en algunas dependencias crean círculos para mostrarles una realidad que no existe, y cuyo mérito es en gran parte, tener una función de compañía. Y así, comenzamos nuestra cuenta.

1.- El que la hace la paga, dice el dicho, por lo que debe ponerse especial atención en continuar con las investigaciones acerca del robo al erario público, concluir con las denuncias respectivas, no sólo por parte de la Federación, sino también por parte de los entes estatales, para garantizar la investigación y actuación de las fiscalías, porque hasta el momento, al existir sólo una denuncia por el desvío de recursos es endeble la actuación de los organismos de procuración de justicia.

2.- Mientras no se castigue a los culpables, el pueblo es el pagano, por lo que en Durango, dentro de la condición financiera por la que atraviesa la administración pública, se requiere de una verdadera revisión de rubros del presupuesto así como una vigilancia de la aplicación de los recursos en los diferentes programas que ejercen recursos de los ciudadanos para que ya no sean tomados los puestos públicos como patentes para hacer negocios personales.

3.- Las administraciones salientes dejan a los gobiernos hipotecados, por las deudas y los funcionarios que se sirven del año de Carranza cada vez son más y les interesan más sus negocios personales como proveedores únicos, fraccionamientos, ferreteras o antros, entre otras, y uno de los factores más graves es que como no se cuenta con recursos para las liquidaciones, siguen apoderados de la administración pública.

4.- Ante la falta de liquidez, es también importante para la sociedad, conocer la manera en la que los gobiernos piensa cumplir y conseguir los recursos para la atención de sus principales planteamientos, como eliminar la corrupción, disminuir la inseguridad y reducir la pobreza, pasar de las palabras a los hechos, y realmente fincar las responsabilidades que correspondan en los casos en que se señalen y se detecten desviaciones de recursos y donde se haya hecho un dispendio en perjuicio de los duranguenses, de manera que los órganos de control se conviertan en un factor de transparencia y rendición de cuentas.

5.- En Durango, todavía hay políticos que buscan hipotecar los gobiernos en busca de sus intereses personales, aunado a que se ha registrado un incremento en la corrupción y la impunidad en la percepción de la ciudadanía desde hace más de cinco años, lo que no cambió ni con la pandemia y según el INEGI, nuestro estado ha ocupado desde el 2019 la tasa más alta de prevalencia de corrupción a nivel nacional.

6.- Desde ahora, debe contemplarse cambiar el sentido del presupuesto y comenzar a revertir el gasto corriente, ya que de los 40 mil millones de pesos del presupuesto anual autorizado en nuestra entidad por el Congreso del Estado, se han destinado los mayores recursos al gasto corriente, que representa el 70 por ciento del presupuesto total y una buena parte en elevados sueldos para altos funcionarios.

7.- Debe ponerse especial atención en quienes manejan una serie de negocios como la red de antros, bares y expendios, ya que a pesar de que en los últimos años estuvimos en una situación de emergencia sanitaria, el negocio más floreciente ha sido la venta de bebidas alcohólicas, lo que pone en desventaja a las familias duranguenses porque las pone cada vez más en el abismo de las adicciones.

A eso hay que sumar los “moches”, porque hay quien no ha entendido que deben ser erradicados, y que se han convertido en un común denominador de dependencias, de lo que todo mundo habla, pero nadie quiere decir nada.

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