Triángulo Dorado de México. (Foto: Especial)

Aunque los grupos del crimen organizado han expandido sus operaciones a todas las entidades de la república mexicana, existe una región que, desde la década de 1970, se hizo tristemente célebre por ser la cuna de varios líderes criminales y santuario para el narcotráfico.

Se trata del llamado Triángulo Dorado, zona que comprende los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango. El nombre fue asignado por el gobierno de Estados Unidos luego de que se diera a conocer la existencia de inmensos cultivos de marihuana y amapola.

Tal situación motivó el despliegue de la Operación Cóndor en 1975, uno de los primeros despliegues enfocados en combatir el narcotráfico en territorio mexicano. El objetivo era acabar con los plantíos mediante el uso masivo de herbicidas.

Desde ese entonces y hasta la fecha, el Triángulo Dorado ha sido considerado un tesoro para las estructuras criminales, pues sus densas montañas dificultan el acceso de las fuerzas policiacas y militares. Con el paso de las décadas, grupos del narco han establecido sistemas de riego y carreteras clandestinas para acercarse a las tierras a las que, mayoritariamente, sólo se puede entrar a pie.

Aunado a ello, considerando la inclinación de organizaciones como el Cártel de Sinaloa hacia la producción de drogas sintéticas, las localidades enclavadas en la Sierra Madre Occidental suelen ser los puntos predilectos para la instalación de laboratorios clandestinos.

El nombre del “Triángulo Dorado” de Chihuahua, Sinaloa y Durango hace referencia a la región del sudeste asiático que comprenden Birmania, Laos y Tailandia, identificados a mediados del siglo XX como los mayores productores de opio.

En estas tierras, además, han nacido varios de los personajes de mayor relevancia en la historia reciente del crimen organizado en México, como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada, el clan de los Beltrán Leyva, Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y una extensa lista de líderes y exjefes delincuenciales.

Gracias a esta nutrida estirpe, hasta la segunda década del siglo XXI el Triángulo Dorado continúa bajo el asedio de al menos una decenas de grupos criminales, mayoritariamente derivados de grandes entramados como el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Juárez y los Beltrán Leyva.

Debido a la aún existente proliferación de puntos de producción de droga en la región, del Triángulo Dorado parten las principales rutas de exportación de narcóticos hacia Estados Unidos.

Por ejemplo, en las localidades chihuahuenses de Los Chales y Ciudad Cuauhtémoc inician dos importantes rutas terrestres con las que el crimen organizado transporta drogas hacia Hermosillo, Sonora.

Desde ahí, por tren y otras unidades móviles, se mueven los cargamentos hacia Estados Unidos, para ingresarlos por la frontera con Arizona y California, según documentos oficiales de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena).

Con información de INFOBAE

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