En tema de EDUCACIÓN, no ha sido un secreto que Durango no se caracteriza en tener los mejores lugares a nivel nacional para competir en condiciones académicas; sin embargo se han hecho esfuerzos sobrehumanos para hacer funcional, por supuesto los encargados de la educación en Durango dicen ubicar a la entidad en el DÉCIMO lugar del ranking nacional, lo cual no coincide con el trabajo que se realiza desde el Instituto Duranguense para la Educación de Adultos, lo cual se han llevado a los niveles para competir en cifras similares a los de Veracruz que es una población por mucho mayor a la de Durango, si hablamos que se trabajan en alfabetizar a los adultos e incorporarlos en un sistema educativo activo, debido a la enorme necesidad de conseguir un empleo.

Las condiciones de pobreza a las que se enfrentan las familias duranguenses dejan de priorizar los estudios para lograr llevar el sustento a sus hogares, se ha incrementado el trabajo entre la niñez, pero no existe una estrategia que logre “SALVAR” a las infancias para incorporarlas al rol que les debería corresponder: ESTUDIAR, JUGAR y COMER.

Esto es en el mundo mágico e irreal que queremos creer que podría darse en Durango y en el resto del país, el problema es el discurso demagogo que es ofensivo para la ciudadanía cuando escuchamos tanto bla bla bla y al segundo inmediato vemos la triste realidad entre las carencias, vemos en los cruceros a los niños pidiendo dinero, vemos niños en las centrales de abastos y mercados ya ejerciendo funciones de cargadores que aparte de todo esto ponen en riesgo su salud e integridad.

El máximo promedio que se ha alcanzado en años de estudio en Durango es de 9 años, por lo que sabemos que la educación superior es un privilegio para unos pocos y quienes logran estudiar una carrera profesional se enfrentan ante la carencia de fuentes de empleo en la entidad, el pésimo salario y la precaria justicia laboral que debería garantizarles una seguridad social desde que inician, pero no, la realidad es que HOY como desde hace unos años la clase empresarial EXPLOTA la mano de obra de los jóvenes, sabemos que los programas y desde las políticas públicas no se han logrado depurar de “las mañas” de la clase privilegiada para consagrar los empleos de su plantilla que les genera esas utilidades para algunos (enormes fortunas).

Durango se ha ciclado en que solamente oferta en la administración pública por la carente industria que aún conserva (y que sigue presentando pérdidas grotescas).

La rotación de empleos dentro de la misma administración pública es lo que deja en escueta capacidad al propio funcionariado, siempre con la excusa que en cada trienio o cada sexenio muy a pesar de que siguen siendo los mismos se dejan llevar que les “cuesta tiempo el empaparse del encargo que les corresponde” ya cuando por fin logran medio entender se acabó el trienio y el sexenio, según el caso, pero volvemos a lo mismo: EL REZAGO EDUCATIVO, tenemos legisladores, alcaldes que tienen estudios truncos, lo más vulgar es que otros se atreven a presentar y presumir sus posgrados y lo “curioso” es que los compañeros de generación no los recuerdan mucho menos los ubican en las aulas, así el rezago educativo y así las precariedades del funcionariado vitalicio con el mismo discurso que todo va mejor que nunca porque ¡VIENE LO MEJOR! Pero ¿Para quiénes?

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