El corazón sin arrepentimiento, ni llanto se vuelve rígido, afirmó.
Ciudad del Vaticano, 28 mar.- El Papa Francisco presidió hoy la misa del Jueves Santo, con un llamado a los católicos abrir su corazón al arrepentimiento, ante miles de fieles de todo el mundo, congregados en la Plaza de San Pedro.
El Papa hizo referencia la negación, que según los evangelios hizo el apóstol Pedro a Jesús, antes de la crucifixión, y subrayó que fue precisamente “en la oscuridad de la negación (que el apóstol Pedro), dio cabida a las lágrimas de vergüenza y arrepentimiento.
“La curación del corazón de Pedro, la curación del Apóstol y la del pastor son posibles cuando, heridos y arrepentidos, nos dejamos perdonar por Jesús; estas curaciones pasan a través de las lágrimas, el llanto amargo y el dolor que permite redescubrir el amor”, apuntó.
Este aspecto, explicó el Sumo Pontífice, puede definirse como “compunción”, una “punción en el corazón, un pinchazo que hiere, haciendo brotar lágrimas de arrepentimiento”, informó el sitio católico Aci Prensa.
“Esta es la compunción, no es un sentimiento de culpa que nos tumba por tierra, no es el escrúpulo que paraliza, sino un aguijón benéfico que quema por dentro y cura, porque el corazón, cuando ve el propio mal y se reconoce pecador, se abre, acoge la acción del Espíritu Santo”, apuntó.
El Papa aprovecho la presencia de cardenales, obispos y sacerdotes en la Misa Crismal del Jueves Santo, para recordarles la importancia que representa comprender bien qué significan las lágrimas de compunción, ya que “no se trata de sentir lástima de uno mismo, como frecuentemente nos vemos tentados a hacer”.
“También cuando, a causa de un extraño y malsano gusto de nuestro espíritu, nos regodeamos en los agravios recibidos para autocompadecernos, pensando que no nos han dado lo que merecíamos e imaginando que el futuro no nos depara más que continuas desilusiones”, agregó.
Durante la celebración de la misa del Jueves Santo, el Papa bendijo el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos, mientras que los sacerdotes presentes renovaron las promesas del día de su ordenación.
Con información de AMEXI