La Presidencia Municipal es el nivel de gobierno que está más cerca de los ciudadanos, es donde la autoridad atiende las necesidades más inmediatas de las familias a través de dotar de servicios e infraestructura básica, y así comenzamos nuestra cuenta.

1.- Ya hay cambio en el gobierno municipal, el alcalde debe ser un presidente municipal innovador y visionario, que comprenda que nuestra ciudad necesita de mejores condiciones de vida para las familias, que emprenda su desarrollo sostenible y sostenido con un ambiente de bienestar para sus habitantes, para lo cual debe ser gestor y sensible a los problemas, que esté del lado de los ciudadanos y que emprenda acciones para mejorar sus condiciones de vida, que no sea un alcalde que administre la pobreza, que gaste lo que no tiene o que sólo sea un funcionario para la foto.

2.- No se trata de aumentar los impuestos ni de exprimir a los contribuyentes, de privatizar los servicios, de actualizar cada momento el impuesto predial o aumentar las cuotas para el cobro para el consumo del agua, eso sin contar el pago del Derecho de Alumbrado Público o la recolección de los desechos sólidos, sino de trabajar en proyectos que verdaderamente le beneficien a la ciudadanía y que cambien su futuro, como la integración de infraestructura en las colonias, no solo con recursos municipales, sino en coordinación con los gobiernos estatal y federal, para atender los reclamos de la sociedad, tanto del centro de la ciudad, como de los poblados y colonias donde hay carencia servicios y de infraestructura urbana.

4.- No se trata de que sea un político improvisado, sino que tenga la convicción, capacidad, la visión y la experiencia para implementar los proyectos que se requieren como ciudad del siglo XXI, construir más y mejores vialidades, impulsar comercios que generen empleos bien remunerados, industrias que cuiden el medio ambiente y que sean un polo de atracción para el turismo en el norte de nuestro país. Se necesita de un político responsable, comprometido con la transparencia y rendición de cuentas, que no saquee el municipio y que no venda el patrimonio de los duranguenses a cambio de unas monedas.

5.- Su propuesta, debe ser la que involucre la participación ciudadana en las decisiones municipales, y no sólo un engañabobos que busque el voto a costa del enojo de la gente, que no sea traidor ni corrupto, o tenga ambición desmedida, lo que puede llevarlo a cabo a fomentar actos ilícitos o a relacionarse con grupos de la delincuencia.

6.- Hacer a un lado a hampones que sólo andan en la búsqueda de negocios que garanticen beneficios personales, como la renta de locales, monopolio de la proveeduría o exclusividad en la realización de obra pública, donde se apliquen programas sólo para un círculo cerrado que determine las acciones a realizar a nivel municipal; ponerse a la vista los procesos para las obras de infraestructura, desde las licitaciones, los permisos, la apertura a los ciudadanos, pero sobre todo cuidar no se rehén de grupos de poder que sólo se mantienen con acciones de corrupción, porque es en ese sentido que Durango requiere una limpia.

7.- Hay que rescatar a una ciudad desecha en los pavimentos, donde a las primeras lluvias se rompen los caminos, no se nota la inversión ni la ejecución de trabajos previos, no solo es el bacheo o el uso de maquinaria propia que no se ha visto, porque la destrucción de las vialidades, las calles en las colonias o los caminos rurales es una imagen cotidiana que duele. Con calidad y sin moche, se puede avanzar en mejorar las condiciones de comunicación y conectividad en el municipio. La designación del nuevo titular de Obras Públicas Municipales, Javier Chávez Cibrián, con antecedentes de constructor que conoce de caminos y de las necesidades de comunicación, se espera un ambiente de trabajo y resultados a la vista.

Durango lo merece y lo exige

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