Durango, Dgo., (EL CONTRALOR). – En forma muy elegante, la coordinadora del proceso de entrega-recepción por parte del próximo gobierno del Estado, Maricela Andrade Martínez, afirmó que la gestión de José Rosas Aispuro Torres está a punto de perder la casa.

Lo anterior quiere decir, que la administración estatal que está por concluir su gestión gastó más que los propios ingresos que recibió durante los seis años.

 Pero no solo fueron pésimos administradores como lo relató Andrade Martínez; es oportuno añadirle otro daño más; dividieron a la sociedad duranguense.  

¿Y porque lo hicieron?

Porque en lugar de unir se dedicaron a dividir y a confrontar a los duranguenses.

Desde el primer día de esta administración, se instaló en el bicentenario el imperio del terror y la persecución política.

El cinismo de Aispuro alcanzó niveles insospechados cuando afirmó que durante su gestión “no hubo venganzas políticas” y aseguró que “en su gobierno manifestó un respeto al ejercicio de la libertad de expresión”.

Ambas aseveraciones constituyen una autentica falsedad.

Como dijo un clásico: “esas mentiras no son verdad”.

Señalaron, acusaron y hasta encarcelaron a quienes pensaban distinto al Gobierno fallido.

Ante sus errores e incapacidades, buscar en el pasado y culpar al de enfrente, se convirtió en su principal defensa. Así perdieron el tiempo en los primeros años en ver de dar resultados concretos a las demandas de la sociedad.

Perdieron, no uno, ni dos, fueron hasta tres años, perdidos en una agenda de venganzas personales y caprichos grupales.

Cuando se dieron cuenta, el tiempo se les había ido de las manos y simplemente, no lograron recomponer el camino.

El resultado: un sexenio fallido, seis años perdidos entre la incompetencia y soberbia los funcionarios, y la indolencia y falta de liderazgo de quien debía controlarlos.  Aispuro falló.

Mientras perdían el tiempo en sus venganzas… la economía local iba en picada, la inversión extranjera se alejaba y la creación de empleos se detenía.

Los ingresos se cayeron, pero el gasto no se detuvo, no se redujo.

Es oportuno recordar sólo un dato contundente; cuando asumió el poder Aispuro, recibió una economía local creciendo a un ritmo superior al 6.5%, después de eso, fueron siete … siete trimestres en caída libre hasta llegar a un crecimiento de menos cuatro por ciento.

Luego, llegó la pandemia y nuevamente, su pretexto perfecto, pues, la economía cayó 14% en el segundo trimestre de 2020 y ¿Cuál fue su respuesta?

El vergonzoso, lamentable e insultante SEDECOGATE. Aquel programa que se vendió como un estímulo a la economía local, que se convirtió en el peor escándalo de corrupción del que tengamos registro.

Aun hoy, la sociedad está en   espera de que se rindan cuentas claras sobre el destino de ese recurso. Aispuro acaba de afirmar que él no se robó un solo centavo.

Es más, formuló un reto: pidió que lo investiguen.

No sabemos si realmente, quienes mañosamente se beneficiaron de este programa, ya regresaron el dinero a las cuentas del gobierno.

Creció la pobreza en el Estado

Mientras el gobierno y sus amigos, se llenaban los bolsillos de dinero, la pobreza y la desigualdad crecían a pasos agigantados y en este gobierno, nadie, absolutamente nadie hizo nada.

Recuerden nuestros lectores que durante el periodo de Aispuro como Gobernador Durango ocupa los primeros lugares en índices de corrupción según las encuestas que levanta INEGI. Y varios personajes de su equipo han sido señalados como presuntos responsables del delito de corrupción.

Según el INEGI, 84 de cada 100 duranguenses considera que la corrupción en nuestra entidad es frecuente o muy frecuente.

La señora Elvira Barrantes, directora del DIF Estatal, figura en primer plano; el titular de la Secretaría de Finanzas y de Administración, Jesús Arturo Díaz Medina; el consejero jurídico, Galdino Torrecillas Herrera; el Secretario de Obras Públicas, Rafael Sarmiento Álvarez, el actual diputado, Juan Carlos Maturino Manzanera; otro diputado, pero federal, Javier Castrellón Garza y Verónica Terrones, entre otros.

Datos duros: Al inicio de su sexenio, en Durango la población en situación de pobreza era de aproximadamente 36%, esto es 643 mil duranguenses, al 2020, sin contar el efecto de la pandemia, la pobreza en el gobierno de Aispuro aumento 2.7 puntos porcentuales.

Los altos índices de corrupción de su gobierno llevaron a la pobreza a más de 72 mil duranguenses.

Esto es, que la actual gestión estatal provocó que pasaran a las filas de la pobreza una población similar a la de Cuencamé y Guadalupe Victoria juntos. Esto, es un dato irrefutable que le debe provocar vergüenza al peor Gobernador de la historia de Durango.

Además, la pobreza extrema se incrementó dramáticamente, pasando de un 2.8% en 2016 a un 4.3% en 2020.

Hoy, mientras Aispuro le mintió a la sociedad sobre los saldos de su gobierno, casi 80 mil duranguenses, no tienen dinero suficiente para hacer una sola comida al día.

Endeudaron al Estado

Marcela Andrade fue clara al hablar sobre los niveles de endeudamiento de la entidad, al grado que ninguna institución bancaria está dispuesto a otorgar créditos a Durango.

Durango ocupa hoy el lugar 17 de 32 entre las entidades más endeudadas del país.

Es una deuda superior a los 9 mil millones de pesos, para liquidarla cada duranguense debería pagar aproximadamente cinco mil 100 pesos, según cálculos conservadores.

Cada duranguense en su hogar, oficina o lugar de trabajo, cada uno de nosotros, tiene una deuda contraída gracias a este gobierno. Debemos 5 mil pesos. Los debemos y no sabemos porque o en que se gastaron.

Aun y con todo esto, su manejo financiero es pésimo. Se soltaron pidiendo y pidiendo, pidieron para tapar un hoyo y dejaron el boquete en el otro lado.

Esto se les convirtió en una bola de nieve que se les vino encima y no saben cómo controlarla.

Ahí están los exalcaldes haciendo fila en la Secretaría de Finanzas, esperando que les liberen el dinero que por ley les corresponde.

Aispuro debe ser sometido al escrutinio de los órganos de fiscalización federales y estatales, pues deja un Estado en bancarrota, con una corrupción inocultable.

Aquí no se debe aplicar la vieja política de borrón y nueva cuenta. El nuevo gobierno está obligado moralmente a realizar una revisión puntual sobre cómo recibió la administración. Y actuar en consecuencia.

Aispuro y su pandilla no deben gozar del privilegio de la impunidad. Sería una traición a la sociedad duranguense.

El nuevo gobierno está obligado a presentar el diagnóstico sobre cómo recibió las finanzas estatales y obrar en consecuencia.

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