Científicos estudian los cadáveres de los delfines muertos en el lago Tefé (Crédito: Miguel Monteiro)

El intenso calor y la sequía que asolan el norte de Brasil provocó una tragedia ambiental. Un inusual aumento en la temperatura del agua, que tuvo su pico el 28 de septiembre a las 16:00 horas, cuando trepó hasta los 39.1 grados centígrados, es hasta ahora la causa más probable de la muerte de gran cantidad de delfines y tucuxis del lago Tefé, ubicado en el estado de Amazonas, que se alimenta con agua del río homónimo y al que sólo se puede acceder en avión (a 1.20 hs. de vuelo desde Manaos) o en barco.

Sólo ese día aparecieron muertos 70 individuos, pero desde mediados de ese mes hasta la fecha, se reportaron un total de 154 decesos, los de 131 delfines rosados (incluido en la lista de especies amenazadas en 2018 por la UICN  -Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza-) y 23 tucuxis (en la misma situación desde 2020).

Esto significa la muerte del 10% de la población de cetáceos del lago Tefé, considerado un santuario de esas especies.

La sequía en la región de Amazonía ya afecta a 500 mil habitantes de la región y provocó que la navegación fluvial -para muchas poblaciones la única vía de comunicación- se vea restringida.

El biólogo Philip Fearnside, que vive hace 40 años en la región y pertenece al Instituto de Investigación de la Amazonía (INPA) y es miembro de Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que obtuvo el  Premio Nobel de la Paz en 2007, dos causas se unieron para provocar este desastre: el fenómeno de El Niño (el más fuerte desde la década del ‘80) y el calentamiento del océano Atlántico al norte de la línea ecuatorial, lo que limita la formación de nubes de lluvia.

Con información de INFOBAE

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