
La indefinición sobre la candidatura común entre el PRI y el PAN en Durango ha dejado al descubierto mucho más que una simple indecisión electoral. Este escenario político revela las profundas tensiones que existen dentro de la alianza entre ambos partidos, exponiendo las diferentes corrientes y lealtades que confluyen en la política local duranguense.
El Papel del Gobernador y las Preferencias Partidistas
El gobernador Esteban Villegas ha mostrado señales claras de su inclinación hacia el panista Toño Ochoa como posible candidato. Esta preferencia no es casual y responde a una serie de cálculos políticos que van más allá de las simples afinidades partidistas. Sin embargo, esta postura ha generado reacciones diversas dentro de las filas de ambos partidos, especialmente en el PRI, donde algunas voces importantes mantienen sus reservas.
La Postura del PRI y el Factor Alicia Gamboa
En el otro extremo de la ecuación se encuentra Alicia Gamboa, figura prominente del PRI, quien ha manifestado públicamente que la decisión sobre la candidatura aún está en el aire, particularmente en lo que respecta al género de quien encabezará la alianza. Su posición no es menor, considerando que sus movimientos políticos están estrechamente vinculados a directrices superiores dentro de la estructura partidista.
Las Implicaciones para la Alianza
Esta situación de indefinición no solo afecta la estrategia electoral inmediata, sino que también pone en evidencia las fracturas existentes en la alianza PRI-PAN. Las tensiones entre las diferentes corrientes políticas podrían tener consecuencias significativas para la cohesión de la coalición y su efectividad en futuros procesos electorales.
El debate sobre la candidatura común ha trascendido la mera decisión electoral para convertirse en un termómetro de las relaciones entre ambos partidos. La manera en que se resuelva esta situación podría sentar precedentes importantes para futuras negociaciones y acuerdos políticos en Durango.
Mientras el tiempo avanza y las definiciones se vuelven más urgentes, tanto el PRI como el PAN deberán encontrar un punto de equilibrio que satisfaga a las diferentes corrientes internas sin comprometer la viabilidad de su alianza. La decisión final no solo determinará el rumbo de la próxima contienda electoral, sino que también podría redefinir el futuro de la colaboración entre ambos partidos en el estado.